sábado, 10 de enero de 2015

¿DÓNDE ESTA WILLY?

 

Saludos.

Pues sí, el amigo Willy Toledo la ha liado gorda y no tiene cuello para tanto colmillo.

Willy Toledo

Willy, con buen criterio, osadía a raudales y sin anestesia, solo nos ha mostrado a nosotros mismos, nuestra entretelas y nuestras falacias, en un ejercicio de sinceridad que pocos estamos dispuestos a tolerar. Algunos, nada.

Y ya sabemos que funcionamos administrándonos drogas (psicofármacos) para olvidar, para hacernos más llevaderas las existencias penosas que la inmensa mayoría soportamos, diseñadas científicamente por ése grupito que no sufre de existencias penosas. Drogas que nos buscamos (adictos a casi todo) o que nos buscan de mil maneras diferentes para que miremos allá y no acá, a aquel lado y no a este otro… para que nos distraigamos con las baratijas, collares y espejuelos mientras nos sustraen los subconscientes y nos intoxican de banalidades, sandeces y simpleza supina.

O wonder!
How many goodly creatures are there here!
How beauteous mankind is!
O brave new world,
That has such people in't.

Porque Willy dice que lo que aquí al lado es espantoso, un poco más lejos ya no lo es tanto y en el otro extremo… no existe.

Willy nos dice “hipócritas” a gritos y eso, a los hipócritas, nos duele sobremanera, no lo soportamos. La imagen de nosotros mismos reflejada es tan horrorosa que rompemos los espejos, nos justificamos de aquella manera (todo es posible en Somatown) o matamos a los mensajeros. Lo que sea para no vernos las tripas, los colmillos ni los ojos inyectados en sangre.

Fausto y Dorian Gray, juntos y revueltos.

¡Con lo bien y civilizadamente que masacramos los cristianos!

Willy ha sacado los pies del plato y no han faltado ejércitos de verdugos dispuestos a cortárselos. Talibanes de un lado, talibanes de otro. Planeta Talibán que igual usa un lápiz, una metralleta, un virus o una bomba de neutrones para destripar. Mejor en HD pero sobre todo, en nombre del dios.

Del nuestro, por supuesto, que es el bueno.

Las armas de destrucción masivas (¿recuerdan?) no eran las bombas de Sadan Husein (que nunca tuvo aquel amigo, enemigo, cadáver). Esas las inventó el educado y refinado occidente y se las lanzó a sí mismo revestidas de democracia y medios de comunicación, en un cóctel letal y de alcance universal cuyos efectos primarios, secundarios y hasta terciarios, marcan genéticamente a varias generaciones. Y las seguirán marcando. Y cada vez más.

Efectos colaterales. Fuego amigo. Todo sea por mantener nuestros status occidentales aunque sea a costa de nosotros mismos. Y excluyendo a todos los demás, por supuesto.

Nosotros matamos legalmente porque tenemos un impreso oficial, convenientemente sellado y registrado, que nos lo permite. Los otros no lo tienen y por eso son asesinos y criminales brutales, mas allá de toda consideración humana. No están civilizados. No saben matar bien. Son chapuceros y chocan con nuestro perfeccionismo (a pesar de los años que llevamos intentando educarlos en las maneras sutiles del virtuosismo perverso de la muerte bien hecha).

Los soportamos solo porque son magníficos clientes de nuestros inventos diabólicos, de nuestros juguetitos para destrozar vísceras y sobre todo, porque siempre tendrán algún pozo de petróleo o una mina que debamos administrarles. Ellos no saben.

La barbaridad contra Charlie Hebdo es tan barbaridad como las otras, las que perpetramos nosotros (los civilizados cristianos) y de las que no hablamos, no las comentamos, no saltamos como resortes al cuello del primero que diga un discurso distinto. El primero que provoque nuestras dulces conciencias.

¿En cuántas guerras por todo el mundo andamos metidos o provocado los civilizados? Pues mientras sean allá lejos, sin problema. La cuestión, como estamos viendo, cambia radicalmente cuando los tiros nos suenan en nuestras calles, en nuestras puertas. Cuando las balas que les enviamos allí, viajan por aquí cerca.

¿Por qué, de repente, la “libertad de expresión” se nos ha hecho tan doméstica, tan de uso diario, tan vulgar? ¿Por qué tantos pocos (que ahora claman a los cielos sin tapujos y mirando a Willy) no han gritado (ni clamado al cielo sin tapujos) contra la mordaza gubernamental reciente? ¿Por qué aún no han empapelado a Willy por eso mismo?

Pero todas las leyes son buenas porque yo no las incumplo.

“Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas,
guardé silencio,
porque yo no era
comunista,
Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio,
porque yo no era
socialdemócrata,
Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté,
porque yo no era
sindicalista,
Cuando vinieron a llevarse a los judíos,
no protesté,
porque yo no era
judío,
Cuando vinieron a buscarme,
no había
nadie más que pudiera protestar.”

Entonces no habíamos inventado todavía a los talibanes del Islam.

¡Guárdate de los Idus, Willy! Las nobles conciencias civilizadas no habrán de perdonarte nunca.

Cuidaros.

1 comentario:

EL PAPI MAGASE dijo...

¡TE QUIERO BICHO RARO!