martes, 1 de octubre de 2013

SELECTO AMBIGÚ – TOMA 11

 

EL ARTE DE LA INTELIGENCIA

Por Sr. Peabody

En cierto sentido, toda mi vida gira, ha girado, alrededor del cine.

Lo normal, lo corriente, es hacerlo como espectador.

Algunos cuantos elegidos, sin embargo, pueden hacerlo desde dentro.

Tal vez por la pedrada en la cabeza que me llevé de Katherine Hepburn cuando rodamos La fiera de mi niña, debo ser una rara avis.

La fiera de mi niña KH-CG

Les confieso mi última perversión.

Del cine lo único que me gusta a mi edad, bien entradito en años que estoy, no es ver películas, sino leer.

Es obvio que la literatura ha entregado a las pantallas la mayoría de sus obras maestras, aunque no son pocas las maravillas que aquélla le ha devuelto, en justa reciprocidad, a la cinematografía.

Textos como los de Octavio Paz sobre Luis Buñuel y la obra de Eugenio Trías, particularmente, sobre Alfred Hitchcock y su Vértigo, se encuentran entre mis absolutos favoritos.

Vertigo-KN-JS

El cine, que se cimenta y separa de otras artes gracias a la puesta en escena y su capacidad de elipsis visual, incorpora mejor que ningún otra disciplina la inteligencia.

Inteligencia en su sentido etimológico, inter-legere, leer entre líneas.

Bette Davis, en La Loba, abandonando a su esposo moribundo, alejándose físicamente de él, mientras su sombra, la de ella, simbolizando la muerte, se desparrama un instante sobre el rostro del marido, es un ejemplo de inteligencia, inter-legere, cinematográfica difícilmente superable, con la firma de William Wyler.

18. La loba

William Wyler

O citando a Vértigo, basta una escena aparentemente simple como la entrevista inicial entre Gavin Elster y Scottie, para que el director nos deslumbre con su genio inconfundible. Cuando Elster pone en marcha su plan, Hitchcock hace que pase a dominar físicamente la escena, situándolo en posición de superioridad, de control, respecto al segundo, de pie, moviéndose en una entreplanta más alta (que mantiene así presente la idea del vértigo del protagonista) y trasera al espacio ocupado por el personaje de Stewart, que permanece sentado, en primer término para el espectador, girando el cuello a un lado y a otro, como la marioneta que se nos muestra en ese remedo de teatro de guiñol que constituye la escena.

JS-TH-Vertigo

Brillante.

Hittcoch

Los hilos que no se ven, inter-legere, nos conducen hacia donde quiere el Creador.

Ciertamente se requiere adiestramiento para apreciar lo subliminal, pero es lo propio cuando se trata de exponer un simulacro.

Todo lo que contemplamos en la pantalla es falso, y lo sabemos, pero nos conmueve.

Lo recibimos y lo procesamos como una imagen en un espejo, aunque sea una visión parcial.

Por eso, cuando un maestro de la contemplación y la palabra comparte públicamente sus reflexiones sobre el cine, sobre las películas. nos está regalando el universo de la comprensión.

Nos están enseñando la trasera del guiñol y los artistas que mueven los hilos.

Lean a Paz, a Trías, o a los hermanos Marías, Miguel y Javier, degusten sus delicatesen literarias en clave fílmica.

Les transportarán a una tercera fase.

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P.D. Esta es una edición especial de Selecto Ambigú. Éste verano, como habrán comprobado, el Algarivo anduvo un tanto alejado de casi todo. Hasta de eso que es el Cine y por el que siente pasión.

La Musas, mis Musas, ha decidido venderse a mejor postor… las muy canallas. O quizás hayan emigrado. O simplemente se han cansado de mi y andan buscando gente más creativa, que pague mejor.

Esta Edición Especial es una colaboración de mi muy querido y admirado Sr. Peabody que aunque fuera de su tiempo natural y que como comprobarán, es sencillamente soberbia y por ello la presento tal cual y me rindo a sus pies.

Gracias, amigo, por honrar mi blog con tu sapiencia porque como sabes, compartimos aficiones y pasiones.

Un abrazo y cuídate.

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