sábado, 2 de junio de 2012

PARIR UN POST

 

Saludos.

Juego con la palabra y me quedo con la acepción latina aunque la intención sea la anglosajona. Luego lo explico porque ya habrán notado que me encantan los retruécanos masivos, de texto completo.

Llevo casi todo lo que va de día inmerso en la búsqueda de determinados datos, colaborando con el gigantesco Equipo de investigadores del Sevilla F.C. y que si todo va bien, van causarle dolores de cabeza a algunos. Pero llega un momento en que acuso el esfuerzo, me emboto, casi no veo ya las letras y decido tomarme un respiro. Un post tras el trabajo tan duro y tan gratificante.

Y una cervecita.

Me relajo entonces y abro el ajedrez (hoy no me apetece amontonar cartas del mismo palo o contrarios y no se rían: concentrarse en algo diferente puede ser tan distendido como ver películas de risa porque la actividad cerebral, en el caso de que exista, no cesa nunca) para desconectar, le pongo el nivel bajo y le pego un repaso de órdago a la máquina. Envalentonado, subo a intermedio (la segunda cerveza tiene esas cosas) y me gana (nótese la diferencia de calificación de los éxitos propios y ajenos). ¿Me chuleas, máquina?

Tercer nivel, para valientes o para locos. Y como loco aventurero, me marco algunos escaques que le hubieran supuesto un ataque cardíaco a Capablanca. Firmamos tablas. Lo digo con la boca pequeña porque de haber estado en su lugar, el de la máquina, de ninguna de las maneras. Le reconozco la magnanimidad a la memoria cibernética.

Decido entonces y en viendo que la defensa del Rey siempre le toca a los peones, me hago otra vez republicano y tiro de archivo para ver si alguna Musa me inspira. Temas pendientes, ideas apuntadas, artículos embrionarios… veo por allí algo sobre la molicie y lo conecto, inevitablemente, con el hedonismo.

¿Hedonismo? Por prescripción facultativa debería ejercerlo de pleno derecho y no en excedencia como se me alumbró una vez. Me dijo el galeno que debería cuidar la máquina de bombear sangre y que me tomara la vida con tranquilidad.

Si, doctor, si. Evitaremos las tensiones laborales, las de la comunidad de vecinos, las del ayuntamiento del pueblo, las de la comunidad autónoma, las del país, las del continente…

Nos tomaremos con tranquilidad las ¿cuántas guerras en activo?, ¿desde cuándo?, Yo creo que por allí, mas o menos, en las fronteras, se está perfilando otra y convendría que enviáramos pronto a los comerciales de las bombas y las pistolas. El primero que llegue se lleva el mejor contrato.

Tampoco pienso dedicarle muchos minutos a pensar en la crisis económica ni en que en cualquier momento la cosa va a pegar un petardazo porque me lo ha prescrito mi doctor.

Al fútbol, nada. Me pongo hecho un energúmeno cuando perdemos y me disparato si ganamos. Así, mañana, no saltaré con ningún gol de la Selección Española. Con la china tampoco. Lo miraré, creo, con la suficiente distancia (desde mi casa) por si mi facultativo llegase a enterarse para el próximo chequeo (el doctor no es mío, pero no puedo evitar el sentido de posesión con alguien tan importante en mi salud, que me conoce tan profundamente).

Pues miren que estoy llegando al final relajado y hasta puede que intente ganarle a la máquina apenas escriba mi coletilla. Mejor no, vaya a ser que esté reconsiderado las tablas anteriores y quiera vengarse cuando descubra que hizo el ridículo.

Ha salido un post post liga. Y pronto el cine.

Cuidaros.

2 comentarios:

José Luis Herrera dijo...

Que arte escribir sin que aparentemente tenga uno un motivo en el que inspirarse.
Lo dicho !Que arte mas grande!

Jose Manuel Ariza dijo...

Saludos.

D. Pepeele, a falta de cosas mejores, hay que usar la imaginación.

Muchas gracias, muchas.

Un abrazo, campeón y cuídate.