viernes, 20 de junio de 2008

UN CUENTO

Capítulo I

Once upon a time, en un país llamado Palangania,vivía una princesita llamada Xcutiva.
Decían algunos palanganios que era la más hermosa dama de todo el país.
Xcutiva tenía un castillo llamado Glog y desde allí gobernaba sus tierras con mano firme.
En su dormitorio, tenía un espejo mágico llamado Hego, al que consultaba varias veces todos los días. Hego hablaba y respondía a todas las preguntas de Xcutiva.
Cada mañana, Xcutiva le preguntaba:
-¿Quién es la más hermosa de Palangania?
Hego respondía:
-Tú, mi señora, eres la mas bella de Palangania.
Eso le producía enorme placer. Luego, volvía aconsultarlo:
-¿Quién es la más inteligente?
Y el espejo mágico respondía:
-Tú, mi señora, eres la más inteligente de Palangania.
En Palangania todos adoraban a Sevful, el dios oficial del país.
Era un dios benevolente que procuraba bienestar y al que todos los súbditos amaban por encima de todas las cosas.
Xcutiva decía que era la adoradora mayor y más importante de Sevful y así se lo aseguraba Hego cada mañana:
-¿Quién es la que más quiere a Sevful?
Y Hego, obediente, respondía:
-Tú, mi señora, eres la mayor adoradora de Sevful.
La princesa tenía muchos pretendientes. Muchos súbditos deseaban ser príncipes con Xcutiva.
Sin embargo, ella estaba enamorada del pachá de Cancerbaria, alto y rubio como la cerveza, llamado Paplo.
Pero Paplo estaba felizmente casado con su pachesa y vivía ajeno a la pasión que despertaba en la princesita. Xcutiva vivía en soledad su desdicha.
Además de ver que su amor no era correspondido, Xcutiva tenía también enemigos entre sus súbditos.
El peor de todos era McMarracho, un ser vil y perverso, oscurito de piel, que enamorado de la princesa y viendo que ella no le concedía sus favores, manipulaba a cuantos tenía alrededor, contando mentiras y falsedades sobre ella.
Era un individuo retorcido, ladrón y embustero, que había llegado a juntar a su alrededor a una cuadrilla de secuaces de la peor calaña.
Con McMarracho viajaban siempre Mangrande, un gigantón que quería mucho a su perverso jefe y siempre lo defendía; también iba Mantega, una experta luchadora de lengua rápida y mortal que, como Mangrande, era incondicional de McMarracho.
Otros varios miembros también formaban parte de la banda, componiendo un extenso y variopinto grupo de malhechores.
Para defenderse de los malvados, Xcutiva se encerraba en su castillo y desde allí enviaban sus dardos a McMarracho y sus seguidores.
Sin embargo, casi todos los días había que acudir a una capilla de Sevful para adorar al dios. Era obligatorio en la religión sevfulista.
Debido a las maniobras de McMarracho y su cuadrilla, los Sacerdotes de la Capilla echaron de allí a Xcutiva, acusándola de provocar desordenes y enfrentamientos entre las buenas personas que llegaban a rezarle al dios.
Xcutiva, la princesa, jamás pudo entender que siendo quien era, alguien hubiera osado expulsarla de una capilla. Nunca lo aceptó.
Cuando le preguntaba a Hego, éste que aunque mágico no podía hacer milagros, respondía:
-Mi señora, eres la más bella, la más inteligente, la mayor adoradora de Sevful... pero no puedo cambiar al malvado McMarracho y sus gentes. Tendrás que vivir siempre en tu castillo de Glog.
-¿Quieres decir que siendo la princesa se me prohíbe entrar a una capilla de Sevful?
Y Hego, ocultando su embarazo, repuso:
-Si, mi señora.
Como era una princesa de armas tomar, intentó varias veces volver, disfrazada de simple súbdita. Conseguía entrar, pero en cuanto hablaba, todo el mundo la reconocía enseguida porque tenía un tono y un estilo inconfundibles.
Y la echaban de nuevo.
Enfadada, volvía a gritar desde Glog a todo el mundo, acusándoles de incultos, malvados, perversos, mentirosos, ladrones, acosadores y otros varios adjetivos a cada cual peor.
Se mofaba de la incultura de sus súbditos pensando, erróneamente, que era voluntaria.
Ella, que había tenía todo a su alcance, era incapaz de entender que los pobres raramente pueden acceder al conocimiento.
Pero nunca preguntó a Hego por éstas cuestiones y el espejo jamás se hubiera atrevido a comentárselas.


Continuará.


Copirrai YO.

Todos los personajes y eventos que aparecen en el cuento, son ficticios y fruto de la imaginación del autor. Cualquier parecido con la realidad, es mera coincidencia.

No hay comentarios: